Se tu mismo - Educar Valores y el Valor de Educar. Parábolas
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Cuenta el columnista Sidney Harris que, en cierta ocasión, acompañaba a comprar el periódico a un amigo suyo, quien saludó con cortesía al dueño del quiosco. Este le respondió con brusquedad y desconsideración. El amigo de Harris, mientras recogía el periódico que el otro había arrojado hacia él de mala manera, sonrió y le deseó al vendedor un buen fin de semana. Cuando los dos amigos reemprendieron el camino, el columnista le preguntó:
- ¿Te trata siempre con tanta descortesía?
- Sí, por desgracia.
-¿Y tú siempre te muestras igual de amable?
- Sí, así es.
-¿Y por qué eres tan amable con él cuando él es tan antipático contigo?
- Porque no quiero que sea el, quien decida cómo debo actuar yo.
De un modo semejante actuó el gran Pericles, preclaro ateniense, que llevó a su ciudad a su máximo esplendor en el Siglo V a. C., según nos cuenta el famoso historiador Romano, Plutarco, en su célebre libro, Vidas Paralelas:
"Imperturbable en el decir, sucediese lo que sucediese, Pericles, con el tono inalterable de su voz, asombraba y maravillaba a todos. En una ocasión, un hombre infame y sinvergüenza le estuvo insultando todo el día, y lo aguantó hasta en el ágora, mientras despachaba los asuntos que le presentaron. A la tarde, se retiró tranquilo a su casa, y aquel hombre se puso a seguirlo, vomitando contra él toda clase de injurias. Llegó Pericles a su casa cuando ya había oscurecido y mandó a un criado que encendiese una antorcha y fuese a acompañar a aquel hombre hasta su domicilio".
La persona plenamente humana es aquella que consigue ser ella misma. Es un Actor de su propia vida, no un re-actor ante lo que hacen o dicen los demás. Actúa por sus propias convicciones, no por reacción a como actúan con él los demás.
La formación de auténticas personas debe ser el objetivo fundamental de la educación. En el mundo en general, hay millones de habitantes, pero pocas personas que se arriesgan a agarrar la vida en sus propias manos y la viven a plenitud, sin ser vividos por los demás (mercados, modas, familia, costumbres, objetos, ídolos, dinero...). Hoy también Diógenes podría recorrer las calles de nuestras ciudades y entrar en los atestados supermercados repitiendo incansable «Busco un hombre», pues no le convencían las apariencias de hombres y de mujeres que encontraba por todas partes.
Para vivir la vida con autenticidad, hace falta hoy mucho valor y saber nadar contracorriente. Vivir con autenticidad supone arriesgarse, atreverse, saber decir no, si uno cree que debe decirlo, cuando todos a nuestro alrededor dicen sí. En un mundo carcomido por el egoísmo, hace falta mucho valor para ser generoso. En un mundodonde las relaciones están atrapadas por la ofensa o el acaparamiento de la palabra y el poder que no deja hablar ni ser al otro, hace falta mucho valor para escuchar y tratar al otro con cariño y con bondad. En un mundo donde lo importante es tener, resulta difícil empeñarse en ser y entender la existencia como don para los demás.
La educación tiene que ser una propuesta de ayudar al alumno a construirse como persona, a soñarse, a inventarse, a potenciar todas sus posibilidades, a esforzarse cada día para ser más y mejor.
Recuperado para fines educativos del libro:
Educar Valores y el Valor de Educar. Parábolas
Autor: Antonio Pérez Esclarin